CADA ATARDECER

CADA ATARDECER

Revuelos de gaviotas
se suceden al esperarte.
Alborotándome.

Sintiendo ese cosquilleo
que no me deja parar.
Inquietándome.

No sé qué hacer con mis manos.
Parece que también echaré a volar...

Me siento en el muelle,
cierro los ojos,
y siento mi cuerpo balancearse.

No se oye nada.
Abro los ojos
envuelta en el olor a sal.
Y presiento que ya no vendrás.

Aturdida...
No sé cuánto tiempo llevo aquí.

Me quedaré esperando
lo que tenga que venir...
Hasta que el mar se seque.


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