Coloreando valores, vistiendo ilusiones. Mordiendo la soga que me ata a tu marcada debilidad de profanar el placer insulso de la vida y su tributo. Y en tus brazos la miel resguarda aromas incontenidos, incomprensibles... en esta vida que se asoma a la ventana de un naufragio invernal y de verídico satén. Rescato las almas, en pie de vender las reglas tomadas, seguidas en calma... Y adoctrinar lenguajes, transcritos en la vida de otros ángeles, vertidos en el país de las sombras y su descanso dormido de amor y frutos. Recalco la mirada perdida de ese ser monótono, ingrávito, empírico, desastre de tu paciencia y la mía... Y resurjo ya de este oasis invicto. A los descansos de las armas... Y de las almas, carentes de risa. De bocas calladas, y ombligos en llamas. Que recuerdan el día que murieron las ganas de trazar otras vidas, otros cuerpos y sus marcas. Hasta que llegó el viento negro y se lo llevó todo, por tant