HUMANOS COSIFICADOS

No acostumbro a entrar si no hay clientes. No me gusta la sensación de poder sentirme observada por el camarero, o que le dé por contarme su vida porque se encuentre aburrido, no lo soporto.
Pero aquel día necesitaba tomar un café tranquila y escribir. Suponía que de ese modo no me interrumpiría aquel señor tan pesado. Y creo que lo entendió.
Me sirvió el café y se sentó a ver las noticias. Pero este hombre debe ser que necesitaba poco para no mantener la boca cerrada. Iba comentando todo lo que iba apareciendo en el televisor, pero además en tono burlón y demasiado alto.
Al cabo de un rato, yo estaba empezando a desquiciarme. Pero el colmo fue, cuando salió una noticia referente a un naufragio de unos 360 inmigrantes, que intentando cruzar el Mar Mediterráneo habían fallecido la mayoría de ellos, porque las autoridades o equipos de salvamento habían tardado en acudir cinco horas después de darse la primera llamada de auxilio.
El detestable camarero, sin ningún tipo de escrúpulos, empezó a decir, que no les estaba mal, que no vengan más negros de esos, que sólo vienen a quitarnos lo nuestro, y a dar trabajo a los que tienen que recoger sus cadáveres en el mar... Y un sinfín de barbaridades más.
Dentro de mi había, en ese momento, una mezcla de ira, tristeza, impotencia, mucha impotencia. Intentaba no mirar a ese ser sin alma, no se fuesen a cruzar nuestras miradas. Mi angustia y rabia eran cada vez mayores. Pero continué escribiendo.
Cuando acabé, metí una hoja en un sobre en la cual ponía lo siguiente:
Todos los días nacen niños en cualquier parte del planeta. Qué diferente resulta este acto milagroso que nos brinda la naturaleza dependiendo del lugar en el que se produzca.
Por falta de empatía, es decir, por no saber ponernos en su piel, no les respetamos, e ignoramos sus necesidades y las consecuencias de nuestros no actos. Sólo nos importa nuestro propio bienestar. No miramos al de al lado, ni mucho menos nos queremos imaginar cómo sufren los que están más lejos, porque estando a gran distancia, parece que no nos afecte, ojos que no ven...
Pero lo peor de todo ésto es, que esta sucesión inagotable de desgracias, desdichas, injusticias... podrían verse apoyadas de alguna manera, si los que ostentan el poder de mover los hilos, tuviesen esa empatía.
Piensa que incluso podría pasarte a tí mismo. ¿Te gustaría que te dejasen morir de hambre, enfermedad o ahogado en el mar, a ti o incluso a tus hijos?
Todos somos personas, todos, independientemente del color de nuestra piel.
¿O hay pieles que tienen más valor que otras?
Pero no pasa nada, mientras no nos pase a nosotros... Esas cosas salen sólo en la televisión y poca importancia se les da. No interesa hablar mucho de todo ésto, en realidad, no aporta nada material, es mejor hablar de noticias más lucrativas.
LA ESPERANZA EN AGUAS SALADAS ES IGNORADA.
SEGUIREMOS RESTANDO VIDAS EN EL MAR.
Pagué mi café y le dije al camarero, dejando el sobre en el mostrador; "Aquí le dejo un currículum, hasta luego". Cuando salí, pegué en la puerta un cartelito que ponía: "SE VENDEN PIELES, razón aquí".

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