JORNADA DE VENDIMIA

Preparados están:
el hato, la navaja,
las tijeras y las espuertas.
La lona en el remolque espera la cosecha.

La cuadrilla
ajusta las tomizas de sus pantalones,
porque la mañana está fresca.

Pero llevan preparados vino y agua
para el calor venidero.
Y es que luego gusta mucho
sentarse en un surco
a la sombra del tractor.

Lo más duro de la jornada
viene después de comer el guiso.
Amagarse con el estómago satisfecho
no acompaña a la labor.

Y comienzan los quejidos del vendimiador.
Que si la mañana es larga,
la tarde es corta.
Pero así no es.
La tarde se hace larga por la calor
y los riñones al Jerez.

Gusto da ver el remolque lleno,
pero no tanto pensar
que al siguiente amanecer volvemos.

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